Blog

Zona de Confort

Hablar de salir de nuestra zona de confort es ya es un clásico en cualquier artículo o libro de autoayuda.

No significa que tengo que prescindir de mis comodidades o hacerme la vida difícil sino que trata de saber encarar eficazmente y sin sufrimiento (no sin molestia o incomodidad) las situaciones que no son familiares, predecibles o constantes en nuestra vida.

Biológicamente estamos diseñados para la permanencia por eso nos sentimos tranquilos y seguros en situaciones que son conocidas para nosotros, que podemos predecir, situaciones a las que me he acomodado y adaptado aunque curiosamente sean contraproducentes o incluso dañinas para mi.

Nuestra zona de confort, es esa zona en la que me siento tranquilo, pero no me siento así por estar contento u orgulloso de lo que soy, con lo que tengo o con lo que hago, sino porque evito ponerme en situaciones que considero son peligrosas para mí. Peligrosas por no saber cómo afrontarlas o por no confiar en mis posibilidades y habilidades, por miedo al fracaso, al sufrimiento.

Una parte importante de nuestra autoestima se genera precisamente al saber que soy capaz de afrontar situaciones nuevas, difíciles, desconocidas e impredecibles aunque no sea cómodo, aunque tenga miedo y lo pase mal. Solo así, pensaré que soy capaz, pasando por la experiencia de hacerlo… con miedo.

¿Cómo puedo saber si busco mantenerme en mi zona de confort?

Preguntándome cuál es la motivación por la que hago las cosas.

  • Si me atrevo a experimentar, a correr riesgos, a equivocarme, a no saber… si estoy dispuesto a aprender, a sorprenderme me definiré como un ser viviente en el sentido literal.
  • Si hago las cosas para no pasarlo mal, para no sufrir, para no sentirme culpable, me estoy resistiendo, no estoy vivo sino sobrevivo… con un rumbo fijo … respiro… pero no crezco personalmente, me siento desmotivado, dejo pasar oportunidades … y me voy desmoralizando llegando a creer que no soy capaz, no puedo… y con ello destruyo mi autoestima y me acerco a la depresión.

Sin embargo, no es cuestión de vivir en un “sinvivir” experimentando todo el tiempo buscando experiencias excitantes continuamente.

De esta manera caeríamos en la necesidad de estar produciendo adrenalina todo el rato… como siempre y como en todo, en el medio se encuentra la virtud, y viviremos felices y despiertos si salimos de nuestra zona de confort para volver a ella pues es nuestro reducto de tranquilidad. Así obtendremos un sano equilibrio entre la paz reconfortante y la estimulante ansiedad de aprender lo desconocido.

la zona de confort

Autoaceptación, Autoestima, Educación

Leave a Reply