Últimamente acuden a mi consulta chicas jóvenes, muy jóvenes, con problemas de relación de pareja. Parece que no estamos educando adecuadamente a estas chicas ya que se rigen por patrones anticuados, fuera de lugar y sobre todo muy perjudiciales para ellas.
Me parece muy importante enseñar y educar tanto a las niñas como a los niños en el valor del respeto, la confianza, la libertad y en generar relaciones sanas y felices… no por ello duraderas.
Es muy impactante ver como estas chicas formadas, con buena proyección laboral y todas las herramientas funcionales necesarias para valerse por sí mismas se enredan en relaciones tóxicas solo por sentirse queridas, importantes y cumplir unas expectativas sociales prejuiciosas y limitantes. Está claro que el modelo familiar es determinante tanto como el ejemplo de la relación de los padres donde les toman como modelo ya que repiten y copian las conductas por las que se rige dicha relación.
Me duele ver sufrir a jóvenes por permitir que otra persona se apropie de ellas, las convierta en “cosas” de su propiedad y dejen de tomar decisiones por quedarse desasistidas de su propia autoestima, dependiendo emocionalmente y desarrollando el rol de esclava sumisa, pasiva y desvalida para así creer que su pareja les protege y les cuida.
- Nada más triste que hacer creer a alguien que no vale nada para así poder tener control y poder sobre esa persona…
- Nada más triste que tener que sufrir condenadamente para que cuando vivamos un momento de paz por conseguir al fin que el amo nos “vea” creamos que en eso consiste la felicidad…
- Nada más triste que creer que necesitamos que alguien concreto nos quiera para pensar que tenemos valor y somos importantes…
Si queremos que nuestras hijas sean independientes y sepan cuidarse por sí mismas y así no necesitar protección deben vivir en un ambiente en el que nosotras, sus madres, seamos independientes y no necesitemos que nos protejan, debemos cuidarnos, debemos ejercer nuestros derechos y no renunciar jamás a nuestra dignidad. Esa es nuestra responsabilidad.
Y la de los padres es ser un modelo para sus hijos y con su ejemplo mostrarles que las mujeres no somos cosas ni niñas eternas, y que nuestro valor es innegociable así como el suyo propio.