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¿Soy dependiente emocional?

Lo primero de todo vamos a describir en qué consiste ser dependiente emocional.

La dependencia emocional surge de la insatisfacción constante de una serie de necesidades emocionales que la persona intenta cubrir mediante relaciones afectivas.

Esto significa que cuando tengo pareja ésta es mi «todo», mi mundo, mi alegría, mi vida y mi aire… se convierte en la razón de mi vida y no puedo concebirla sin ella… y de igual manera intento de todas las formas que sé, convertirme en lo mismo para ella.

Es un trastorno que no sólo me hace sufrir sino que me obliga a hacer sufrir…

Las características más significativas de todo dependiente emocional son:

1- Baja autoestima: Necesidad de ser continuamente o aprobado y querido… búsqueda incesante de perfección para que no haya lugar a dudas de su valía. Expresa un complejo de inferioridad que les hace creer que necesitan a otra persona que las defienda y las sostenga.

Esto les lleva a la segunda característica:

2- Idealización de la pareja. Sin lugar a dudas su pareja es la mejor, y a veces ni comprenden cómo han podido enamorarlas ya que las personas de las que los dependientes suelen fijarse (por complementarios) son de corte narcisista. Es decir, personas que parecen inalcanzables, dominantes, poco dadas a la expresión afectiva y más pendientes de sentirse admiradas que de admirar…

3- Por lógica, suele desencadenarse una sumisión patológica por parte del dependiente olvidándose de sí mismo para dedicar y ofrecer su vida al otro. Así, y sin dudar, aún con hijos, trabajo, vida social e intereses personales todo lo abandona en «aras de la relación» para dedicarse a tiempo completo a su pareja pasando a ser su prioridad.

4- El miedo a la soledad que experimentan es tal, que aunque puedan llegar a reconocer su insatisfacción en la relación, no soportan la idea de tener que arreglarse sin su «sostén», poniéndose todo tipo de justificaciones y razones para no abandonarla. La idea de verse solos les paraliza por considerarse insuficientes y sin recursos para la resolver su vida. Esto hace que se sientan incapaces de terminar con la relación.

5- Si llegan a terminarla padecen un intenso síndrome de abstinencia. Sufren de una profunda tristeza pudiendo llegar a una depresión mayor con ideas obsesivas a cerca de la persona y molestias físicas acompañadas de ansiedad ya que no pueden concebir la vida sin esa ella.

En resumen, tal y como nos enseña el psicólogo Walter Riso, para saber si me encuentro en esta situación debería hacerme 3 preguntas:

1. ¿Mi pareja me quiere como me gustaría que me quisiera?
2. ¿Puedo desarrollarme en mi relación como persona tal y como me gustaría según mi vocación esencial?
3.  ¿Mi relación vulnera mis principios y mis valores básicos?

Si tengo que negociar con cualquiera de estas premisas para no quedarme solo y por miedo al abandono significa que me encuentro en una relación de la que soy dependiente emocional y de la que tengo que salir si aprecio mi salud mental.

Amar, dice el autor, es para los valientes, para los que quieren llevar su vida a su manera tomando sus decisiones, siendo independientes… y si no funciona, me voy… me recuperaré… y continuaré con mi vida a mi manera…
Autoaceptación, Pareja

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