A ti víctima de maltrato… a ti quiero decirte que si tú no te quieres no permitirás que nadie lo haga, buscarás personas que te traten tal y como lo haces tú hacia ti misma, que es tal y como te han tratado y has aprendido a hacerlo…
Nacemos en un entorno concreto, entre personas concretas en situaciones particulares y este ambiente ( la manera en que me tratan, cómo se dirigen a mi, la forma en la que se relacionan entre ellos) es mi escuela emocional. Es donde yo recibo la imagen de mí mismo, la que voy a cumplir a rajatabla en mis creencias, emociones y comportamientos y es la que seguiré reproduciendo… hasta que crezca emocionalmente y pueda poner en tela de juicio todo lo aprendido…
Cuando un niño o niña aprende a resolver los conflictos de manera agresiva, aprende que tener razón es lo único que importa, vive en situaciones en la que no es respetado, apreciado, valorado y querido incondicionalmente. Sólo tiene una opción de supervivencia: repetir los modelos que ha tenido (maltratar o dejarse maltratar).
Las personas que permiten que se las maltrate no es que se queden sin autoestima porque la persona que le maltrata se la robe… no, ya de antes no la tenían… son personas que creen que tienen que olvidarse de sí mismas para complacer al otro, tienen que priorizar las necesidades del otro, tienen que desconectar de sí mismas y conectar todo el rato con el otro… Es decir, tienen que desaparecer para dar existencia al otro y comprar, con su amor y su entrega, el amor del otro.
Y el amor elegido no cabe en una relación jerárquica, el amor es respeto, confianza y libertad y nada que se relacione ajeno a estos términos es amor… Porque el amor a otra persona tiene que empezar SÍ o SÍ, por el amor hacia uno mismo: AUTOESTIMA. Tiene que empezar por reconocer cuales son mis deseos, mis objetivos, mi propia escala de valores, mis preferencias e intereses y por darme el permiso para buscar el camino que me conduzca hacia ellos sin sufrir y sin hacer sufrir…
Si soy consciente de ello y es así como me veo, sin lugar a dudas no sólo respetaré del mismo modo a la persona que amo, sino que le empujaré en su propio camino.
Al final, maltratadores y maltratados son personalidades complementarias y no puede existir la una sin la otra…
Por eso es tanta la responsabilidad de los que abusan de los demás como de las que permiten que los demás abusen de ellas… Y justificarse en la mala suerte, en la incapacidad de ser autónomo, o en la estabilidad de los hijos no es más que mirar hacia otro lado para no salir de dicha situación porque, por triste que sea, se ha convertido en “zona de confort” ya que me permite predecir, aunque solo sea el propio sufrimiento…