Terminamos el año y con él quiero terminar el tema de nuestros derechos…
Para finalizar, hablaremos del octavo derecho que consiste en no saber y reconocerlo, que es justo lo que me presenta la oportunidad de aprender… no tenemos la obligación de saberlo todo… podemos decirlo clara y tranquilamente ya que eso no nos convierte en personas poco valiosas ni poco competentes.
Es natural no saberlo todo y es lógico preguntar así como no hacerlo todo bien (noveno derecho), es humano cometer errores y lo mismo que respecto a no saber, es una buena oportunidad para mejorar. Esto no quiere decir que puedo no responsabilizarme de mis errores, sino que no tengo que sentirme culpable ni castigarme por equivocarme.
Si no nos lo permitimos caemos en el error de negar nuestros errores, minimizarlos y justificarlos… esto nos atrapa en la culpa que es justo lo que me permite volver a cometer el error… por no aceptar que soy humana, que puedo equivocarme me niego la posibilidad de mejorar y aprender….
Último derecho básico
Y el décimo y último derecho es que tengo derecho a no comprender las expectativas de los demás, no tengo que adivinar lo que los demás esperan que yo haga o diga, lo que les gusta o sus deseos…
Es responsabilidad de todos expresar nuestras preferencias, nuestros deseos y objetivos en el caso que necesitemos de la colaboración de los demás para conseguirlo… incluso si se trata de nuestras parejas o personas tan cercanas que creemos que «deberían » conocernos de tal manera que es imposible que no sepan lo que me gusta o disgusta… por eso, ejercer este derecho nos hace tener expectativas mucho más realistas de los demás y así facilitar las relaciones interpersonales.
Bueno, aquí tenéis un buen itinerario de vida…. y como propósito para el año venidero os aconsejo ir trabajando con cada uno de estos derechos… igual que una manzana al día aleja al doctor de nuestra casa, ejercer nuestros derechos todos los días nos alejará de la ansiedad y la depresión… os lo prometo!
¡¡Feliz Año Nuevo!!
Sonia Maruri