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¿Síndrome post-vacacional o intolerancia a la frustración?

Han terminado las vacaciones, volvemos a la vida de trabajo y obligaciones y nos da pereza e incluso un poco de miedo… nos instalamos en la resistencia y en la negatividad, en el «no quiero» y así fomentamos malestar y frustración…

Como hemos desarrollado la costumbre de poner nombre a todo y cualquier cosa que sintamos inventándonos enfermedades y síndromes (cosa muy favorable para determinadas empresas) hemos llegado a la conclusión que después de una temporada más o menos larga de descanso si nos da pereza retomar nuestras obligaciones padecemos algo así como una depresión postvacacional… cuando en realidad lo que padecemos es una terribilitis aguda y una «nosoportatitis» que nos condiciona y amarga la existencia.

La neurosis no es más que la pretensión de vivir en un estado de absoluto placer y bienesestar y solamente nos «enfermamos» con tres exigencias, solamente por tres razones:

1- Mi vida tiene que ser fácil y cómoda.
2- Tengo que conseguir todo lo que me propongo.
3- Todo el mundo tiene que quererme y tratarme bien.

Evidentemente esto no es más que una aspiración neurótica puesto que nuestra vida a veces ni es fácil ni cómoda, tenemos que enfrentarnos a situaciones que pueden resultarnos complicadas, difíciles y molestas…. además no siempre podemos conseguir lo que nos gustaría conseguir aunque nos dejemos la vida en el intento y por supuesto siempre habrá personas que no nos guste como nos tratan…

Por lo tanto…. eso del síndrome postvacacional es una soberana tontería y no es más que la natural pereza e incomodidad de terminar con algo que nos agrada… pero si pensamos que el trabajo, la rutina y las obligaciones también nos reportan beneficios y hasta lo podemos disfrutar y dejamos de dramatizar seguramente el inicio será más llevadero y hasta estimulante…

¡¡Feliz reinicio!!

Depresión, Síndrome Post-Vacacional

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