Cómo superar la depresión

En el artículo de hoy quiero compartir sobre las 3 herramientas fundamentales para aprender a superar la depresión.

… me quiero, me acepto y me respeto…

Amor, aceptación y respeto. Es decir, fabrico y genero mi propia autoestima… vivo con ella, en ella, y acuérdate que esto ya impide que me deprima.

Para ello no me queda más remedio que hablar de nuestros derechos, esos que compartimos todas las personas que vivimos en este mundo, que muchos sabemos que los tenemos pero que pocas personas utilizamos, y no lo hacemos precisamente porque no nos atrevemos, por prejuicios que nos han enseñado y por creer que ser «egoístas», mirar por nuestros intereses y tratar de satisfacer nuestras necesidades es algo indeseable o de mala persona.

Vamos con el primero de ellos:

  • Tengo derecho a comportarme de manera asertiva, es decir, a expresar lo que pienso y lo que siento, a pedir lo que necesito y a hacer lo que considero, aunque las personas de mi entorno no estén de acuerdo, no les guste o incluso se sientan ofendidas…

Sí, incluso si alguien se siente ofendido, también! Claro, existe un pero… tengo derecho a todo ello siempre y cuando al expresarme, al pedir o al actuar no abuse de nadie, no me salte ninguno de sus derechos…

Parece ser que ese dogma que tenemos grabado en nuestra mente que consiste en que no debo comportarme de manera que pueda herir los sentimientos de nadie bajo ningún concepto no funciona, no es sano y no me conviene.

Vivir así me obliga a hacerme daño a mí mismo, a convertirme en esclavo de los demás, a negar mis necesidades, a desconectarme de mis propios sentimientos y a priorizar los intereses de los demás en detrimento de los míos… y cierto es que si aquello que digo, pido y hago es en el respeto a los derechos de los demás, si se siente ofendido no será por lo que yo haga, diga o pida si no por su propia incapacidad para aceptar y respetar opciones que no coinciden con la suya….

Actuamos en este principio

Si actuamos en este principio, dejaremos de condenarnos y de culparnos por no ser lo que quieren que seamos, dejaremos de creer que dejan de querernos por expresar nuestros sentimientos o tener nuestras preferencias diferentes a las suyas, por no ser «correctos» o «como deberíamos ser»… y respetaremos los sentimientos ajenos, las necesidades de los demás y sus intereses aún sin comprenderlos ni compartirlos, no obligándonos los unos a los otros a hacer lo que no queremos hacer ni impidiéndonos aquello que hemos decidido, viviendo en el respeto y la aceptación de la diferencia fomentando relaciones sanas.

Actuar así, sólo poniendo atención y cuidado en este derecho ya nos aleja de la depresión.

Depresión

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